Poco que contar de un maratón que solo se guarda en la memoria. Cada aplauso de la inmensa multitúd, cada km por unas calles que difícilmente volveré a pisar...
La maratón, como siempre, es salir con cabeza, guardar fuerzas para el final, no cambiar de ritmos..., pero esta vez todo saltó por los aires cuando me veo con Martín Fiz, a la postre ganador de su categoría, en el puente Verrazano y comenzando el maratón.
Hago los casi 15 km más lanzados en maratón a su lado y decido dejarlo ir para no hacer mmp en la media maratón y tener que abandona después...
Sigo mi carrera junto a dos españoles más y paso el medio maratón perfecto de fuerzas y cumpliendo los planes.
A partír de ahí y dejando irse una vez más a mis compañeros de maratón, llegan los km donde más disfruto del público y de lo que me ofrecen en forma de ánimos, plátanos...
Al final y tras quemar muchos cartuchos en la salida, lo volvería a hacer, fallan las fuerzas y aflojo el ritmo olvidando mi intención de bajar de 2.50, pero mantengo las fuerzas suficientes para el 02.52 que es mmp y recorro Central Park sintiéndome satisfecho y feliz, paso a uno de los españoles que escaparon antes, el otro abandonó, y busco con la mirada el momento especial del día...cuando encuentro los ánimos de mi familia, bastante importaban entonces un poco de tiempo para abrazarlos..., nunca agradeceré bastante los sacrificios que hacen para que yo corra y entrene...
Entro en meta junto de nuevo, el compañero de carrera me alcanza mientras estoy con la familia, al otro español y guardo en la memoria las sensaciones para sentirlas cada vez que vea las imágenes de un viaje a New York inolvidable.
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